Las mascarillas faciales son productos cosméticos que se utilizan para complementar el ritual de belleza diario y mejorar la dermis facial. Los beneficios que quieras conseguir dependerán de los tipos de mascarillas faciales y sus propiedades.
Se aconseja aplicar una mascarilla facial que se adapte a tu tipo de piel al menos una vez por semana o cada quince días. Antes de aplicarla, debes limpiar tu rostro en profundidad: limpiar cualquier resto de maquillaje y utilizar un exfoliante facial para eliminar las células muertas, y de esta manera permitir que el efecto de la mascarilla se potencie aún más. Luego coloca la mascarilla en tu rostro y déjala actuar unos 10-20 minutos según el tiempo de actuación indicado.
Puedes encontrar numerosas mascarillas faciales según su composición y textura: de hidrogel, silicona, de barro, en forma de crema, en polvo… según lo que necesite tu piel:
MASCARILLAS PEEL OFF
Se trata de una mascarilla con una textura de gel que se adapta a la piel dando lugar a una fina capa de gelatina que al retirarse se lleva con ella todas las impurezas de la piel. Se aconseja un previo baño de vapor para que los poros se abran y así obtengas un mejor resultado.
MASCARILLAS DE BARRO
Son unas de las más utilizadas en los salones de belleza para limpiar el rostro en profundidad, absorber las impurezas de la piel e hidratarlo a la misma vez. El ingrediente estrella de estas mascarillas acostumbra a ser la arcilla, por sus propiedades antisépticas, calmantes, estimulantes y regeneradoras.
MASCARILLAS DE VELO
Se trata de mascarillas de celulosa empapadas en todo tipo de principios activos variados que se adaptan a las distintas necesidades de cada rostro: antiarrugas, para aportar luminosidad, hidratación, relajación, etc.
MASCARILLAS EN POLVO
Este tipo de mascarillas se preparan con agua antes de su aplicación y se mezclan hasta conseguir una pasta homogénea. Se aconseja aplicarla con un grosor de unos 2 mm sobre rostro, cuello y escote y retirarla después que se haya quedado totalmente compacta.
MASCARILLAS CREMOSAS
Este tipo de mascarilla favorece la penetración de los nutrientes en la piel y consiguen un efecto suavizante. Son más recomendadas en pieles muy secas.
MASCARILLAS PARAFÍNICAS
Son aquellas que deben calentarse antes de aplicarse en el rostro. La piel debe estar cubierta con una grasa especial preparada para este tipo de mascarilla.